Eusebio Cabrera

Una historia de esfuerzo y reconocimiento

La Masia del Mar

En La Caleta de Adeje, donde el Atlántico murmura secretos al oído de los volcanes, se alza un lugar que atesora historias y sabores. La Masía del Mar, nacida en 1981 de las manos sabias de Eusebio Cabrera Mesa y Josefina Vidal Tornel, es más que un restaurante; es un puente entre los siglos. En sus muros de piedra se escucha todavía el eco del oro blanco, el azúcar que en el siglo XVI navegó desde este puerto hacia lejanos destinos, bajo la tutela de Pedro de Ponte, mercader y visionario.

Bajo la luz dorada del sur de Tenerife, el restaurante despliega un festín marino. Viejas y samas, cherne y morena, abadejo y pulpo, meros y cabrillas emergen de las profundidades del océano para transformarse en arte culinario, mientras los vinos de Canarias —con su sol embotellado— elevan cada bocado a la categoría de ceremonia. Aquí, el mar no solo es paisaje; es ingrediente, aroma, memoria líquida.

La estrella Michelin que una vez brilló sobre esta casa no fue sino un reconocimiento al alma que Eusebio y Josefina supieron infundir en cada plato. Hoy, la Masía del Mar sigue siendo un faro para los amantes de la gastronomía, un lugar donde el tiempo se detiene entre el primer sorbo de vino y el último mordisco de un pescado que sabe a brisa marina.

En cada rincón, entre el rumor de las olas y el clamor de los brindis, palpita una verdad: la Masía del Mar no solo alimenta el cuerpo; nutre el alma con el sabor eterno de Tenerife.

Masía del Mar: entre las olas y el tiempo